Siendo un inmigrante recién llegado a Atlanta, Georgia, y con la experiencia de haber tenido un negocio en la Ciudad de México, Carlos Vélez estaba deseoso de crear una empresa en este país.
Sus dos hermanos, Roberto y Raúl Vélez, ya trabajaban como ayudantes de pintura y, viendo las posibilidades, Carlos fundó Three Brothers Painting, Inc. en junio de 1991.
“Compré una camioneta y unos equipos, y entonces necesitábamos un letrero. Cuando el pintor del rótulo me preguntó qué nombre ponerle… no se me ocurría nada. Y me dijo: ‘bueno, como son tres hermanos, vamos a ponerle Three Brothers’. Y así quedó, y ya vamos a cumplir 30 años con ese nombre”.
Con Carlos como gerente y propietario de la compañía y sus dos hermanos dirigiendo cuadrillas, la empresa se ha triplicado en tamaño desde sus humildes orígenes. Han pintado miles de casas, subdivisiones completas, y también oficinas privadas y del gobierno.
Por 10 años fueron los pintores oficiales de Reinhardt University de Waleska, Georgia. Y la compañía trabajó mucho tiempo para el actor y productor de cine y TV, Tyler Perry, pintando su residencia de 35 mil pies cuadrados, que vendió hace unos años por 15 millones de dólares, y sus estudios de cine en Atlanta.
Ahora, con su hijo Oscar a cargo de ventas y su hija Cindy como gerente de operaciones, ha llegado el momento de que la compañía pase la antorcha a una nueva generación.
El orgullo de la segunda generación
Casado y padre de dos niños de 10 y 6 años, Oscar trabaja en la compañía de su padre desde pequeño y está preparándose en serio para asumir la dirección de la empresa cuando su padre se retire en dos años.
Pero no siempre fue así. Confiesa riéndose que, al terminar la secundaria, tuvo la ilusión de dedicarse a la música con una banda de punk rock donde tocaba el bajo y la guitarra. Pero al final de ese paréntesis artístico que duró dos años, decidió volver al negocio familiar, dice. Esta vez muy en serio.
Desde entonces, aunque aprendió a pintar y se familiarizó con todos los aspectos de la compañía, siempre supo que su fuerte era hablar con la gente, concentrándose en ventas y estimados. Hoy siente que forma parte de una tradición en la cual quiere dejar su huella.
“Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado, de lo que ha construido mi papá en estos 30 años. Y estoy tratando de continuar con el mismo éxito. Ya lo ves, este año no solo sobrevivimos, sino que estamos avanzando”.
Garantía y buenos productos
En constante crecimiento, aún en medio de la pandemia, Three Brothers Painting tiene entradas por encima de los 3 millones anuales. Tienen 10 cuadrillas trabajando simultáneamente, con cada una de 3 a 5 trabajadores. Para lograr ese éxito la firma ha desarrollado programas de mantenimiento para sus clientes, donde regresan cada cierto tiempo para lavar a presión por fuera y retocar el masillado exterior.
Y también ofrecen nada menos que cinco años de garantía. Una promesa al cliente que requiere el uso de buenos revestimientos, apropiadas técnicas de aplicación y un servicio al cliente de primer nivel de parte de su proveedor de pintura.
“Para nosotros, Sherwin-Williams tiene los productos de mejor calidad”, dice Oscar. “¡Los uso para pintar mi propia casa! Nos encantan los productos, el servicio y el apoyo que nos dan, y el hecho que tengan decenas de tiendas en Atlanta. Y si algo sale mal, los representantes vienen al sitio de trabajo para investigar la razón de la falla, sea por la preparación, el clima, los materiales donde pintamos, o la aplicación misma”.
Detrás del sueño americano
Para Carlos Vélez la compañía debe su éxito a su carácter estable de empresa familiar, con más de 20 años en el mismo edificio de Woodstock, Georgia.
“No somos como el pintor que llega con su camioneta y su escalera y que, si le quieres reclamar después de que hizo un trabajo, ya no lo encuentras”, añade Oscar. Pero, aunque sea una ventaja, Oscar también reconoce que esos pintores son precisamente el mayor reto que enfrentan. “La gente tiene a veces la expectativa de cierto precio debido a esa competencia, ya que muchos trabajan por su cuenta, sin oficinas, seguros ni licencias. Claro que nuestros precios van a ser mayores que los de ellos, no el doble, pero sí algo mayores. Lamentablemente, no se puede convencer a todo el mundo de que tienen que pagar algo más por la calidad”, sostiene.
Con los años, Oscar ha visto que muchos empleados han querido independizarse. “Muchos han salido para empezar su propio negocio, pero a veces no han podido salir adelante y luego han vuelto. Nosotros no pensamos que esté mal ese deseo de progresar, ese es el sueño americano. Pero, si quieren volver a ser jefes de cuadrilla en vez de dueños de empresa, aquí estamos”.
Carlos Vélez nos dice que la mayoría de sus trabajadores tienen muchos años en la empresa, y son casi como familia. Algunos comenzaron hace casi 30 años. Para su hijo Oscar, su estrategia de retención es simple. “Pagarles bien, mejor que la competencia. Y estar siempre atentos a lo que necesitan”.
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