En cada número de la revista Pintor Pro, el editor Jorge Arboleda habla detrás de escena con los dueños de exitosas empresas de pintura para nuestra serie, La Vida del Pintor. Esta vez: Guillermo Jiménez de Memo’s Painting en Omaha, Nebraska.
En la pintura el éxito no se mide por el tamaño. Existen muchas firmas grandes cargadas de problemas, y otras que, aun siendo chicas, despiertan admiración por sus logros y su administración, y porque tienen contentos a clientes y empleados por igual.
Guillermo “Memo” Jiménez es el gerente y propietario de Memo’s Painting, una pequeña firma contratista del sureste de Omaha, Nebraska, que con apenas cinco empleados ha ganado reconocimiento por el alto nivel de calidad de su trabajo. Dedicada exclusivamente a la pintura residencial, la firma solo pinta unas 15 residencias por año, casas hechas a pedido o “custom homes” cuyo valor va desde 600 mil a 5 millones de dólares, y donde las exigencias de calidad marcan el ritmo. Terminar cada residencia, dice, le toma de 3 a 4 semanas de trabajo.
Empezando
Memo nació en un pueblo llamado Jamay, en el estado de Jalisco, México. Desde muy joven se dedicó al trabajo en madera.
“Era ebanista,” relata. “Tallaba madera para crear y reparar muebles finos, estilo Luis XV, y aprendí a usar laca para pintarlos.”
Cuando Memo vino a los Estados Unidos, intentó seguir en lo mismo.
“En California hay muchos artistas y gente adinerada que aprecia las antigüedades y muebles clásicos europeos, y pagan buen dinero para renovarlos”, afirma.
Pese a todo, llegó un momento en que Memo decidió dejar California “Ganaba muy bien, pero cuando me casé y tuve familia decidí que me tenía que mudar por mis hijos, porque no quería que vivieran en un ambiente donde se podrían descarriar”, afirma.
En un paseo por Omaha, adonde llegó para visitar a su hermana, decidió quedarse.
“Todo me pareció muy bonito aquí”, dice. “Cuando quise comprar casa en 1995, conocí a un contratista que me relacionó con esta industria, y desde ese momento empecé a trabajar en la pintura y no he parado. Y para ser honesto, a mí me gusta mi trabajo. Quizá a algunos no les guste este trabajo porque dicen que uno se ensucia mucho. Pero a mí no solo me gusta, sino que me encanta mi trabajo”.
Comenzando su propia empresa
En abril del 97 empezó a trabajar por su cuenta, y ese fue el comienzo de Memo’s Painting. En el 2006 su firma se asoció con una firma constructora de casas nuevas, hechas a pedido. Con esa firma planifica su actividad del año.
“En enero ya decidimos qué casas vamos a pintar hasta julio. Y luego planificaremos para el resto del año”. Generar más proyectos no es algo que le quite el sueño. Prefiere ofrecer calidad en vez de cantidad, dice.
“No tengo intención de hacerme grande. Mire, nuestro fuerte es la pintura en madera. En la casa que estamos pintando ahora, por ejemplo, hay unas grandes vigas que atraviesan los techos y mucha otra madera. Y yo soy el único que aplica el espray en las vigas, gabinetes, molduras, dinteles, marcos, mantels, etc. Si pregunta le dirán que nadie hace el trabajo como lo hacemos nosotros. Con más trabajo, no podría seguir ofreciendo ese alto nivel de calidad que esperan mis clientes”, sostiene.
La alta calidad de los productos, los colores y el servicio son las principales razones por las que compra en Sherwin-Williams.
“Lo que más me ayuda es que sus colores son consistentes. No importa en qué tienda uno
compre la pintura, ellos igualan exactamente el color que uno les pida. Con otras compañías los colores son distintos dependiendo de la tienda. Nosotros no podemos jugar con eso. Tenemos clientes muy delicados y por eso yo solo pongo mi confianza en Sherwin-Williams.”
Esta historia se publicó en la edición de primavera de 2023 de la revista Pintor Pro. ©2023 Randall Reilly. Historia de Jorge Arboleda, editor senior de Pintor Pro. Fotografía de César Castellanos. Lea más historias sobre contratistas de pintura exitosos en el archivo de la revista Pintor Pro.